Tras el devaneo de la cortina que cae sólo quedan los recuerdos de ti y del cálido sol de abril reflejado en el agua. Muy romántico quizá, muy irreal talvez, un recuerdo sin duda.
Un sabor a realidad invade mi paladar sediento de efimeridad onírica permitiéndome visualizar lazos nacarados verdes y violetas que unen mi vida con algo más abstracto que ella misma.
Un pez nada fresco, libre y temeroso en la prísrtina agua del quimaz. Claridad. Una silueta revoluciona con la postal de vacaciones. Monótona, intermitente tu voz cruza las ondas sonoras para llegar a mis oídos y no conseguir respuesta de mis cuerdas vocales.
Inexistencia de la materia, sobrepoblación de moléculas etéreas a mi alrededor formando partículas color pastel que escapan a mis lentas y sensibles manos cansadas de buscar tocar el vacío, lo indivisible y tú al fondo con tu sonrisa irónica de un palmo me regresas a la realidad donde sólo existen dos campos de fuerza que se atraen mutuamente viendo al cosmos moverse a su alrededor.
Muy romántico quizá, muy irreal talvez, un recuerdo sin duda. Un recuerdo de tí y del cálido sol de abril reflejado en el agua.
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