sábado, enero 27, 2007


La conciencia inconciente de mi ser intenta restablecer los sentimientos perdidos en aquél atardecer. Mis labios buscan el sabor e chocolate en los recovecos de mi mente inactiva mientras mis lágrimas secas tratan de diluir las pesadillas donde nacieron mis miedos de mármol.

No quiero perder la batalla, sin embargo apuesto a mi derrota. Un musgo morado cubre mi cuerpo frio y ni me esfuerzo por quitarlo de mi piel, me agrada su húmeda suavidad, su frescura. No quiero perder.

Violeta, anaranjado, azull y la arena seca en mis pies descalzos. Soledad, tristeza, desolación, orgullo y un poco de locuara. No logro recordar más. No quiero perder la batalla, sin embargo cierro los ojos para que puedan cubrirse de musgo.

2 comentarios:

R dijo...

recordemos que todos seguimos alguna batalla

saludos dulcinea!:)

mayraborbon dijo...

que la batalla no sea aburrida.