sábado, febrero 03, 2007


nececidad imperdonable de una delicada fragancia violeta. No me permitiré sucumbir ante tal deseo incoveniente, no pretendo estar atada a una fragancia tal volatil y superflua.

Iré a conocer el bosque plagado de setas y coniferas e intentaré reconocerme entre cada hoja, en cada gota de rocio. Me hundiré poco a poco en el lodo frío y no me preocuparé por nada, porque todo es fragancia y como tal no perdurá.

Sin embargo echaré un olfatazo despistado, por si de casualidad encuento ese olor morado.

1 comentario:

Smooth dijo...

chingon el olor morado, aunque prefiero quedarme sin olfato mejor