nececidad imperdonable de una delicada fragancia violeta. No me permitiré sucumbir ante tal deseo incoveniente, no pretendo estar atada a una fragancia tal volatil y superflua.
Iré a conocer el bosque plagado de setas y coniferas e intentaré reconocerme entre cada hoja, en cada gota de rocio. Me hundiré poco a poco en el lodo frío y no me preocuparé por nada, porque todo es fragancia y como tal no perdurá.
Sin embargo echaré un olfatazo despistado, por si de casualidad encuento ese olor morado.
1 comentario:
chingon el olor morado, aunque prefiero quedarme sin olfato mejor
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