martes, abril 11, 2006

Después de caer


No, hoy no evocaré a la muerte. No elogiaré a la vida tampoco. No intentaré alcanzar los cielos sólo para caer derrotada de nuevo.
Hoy trataré de liberarme, de escapar de este mundo ¿Sufrir por amor? No, hoy no.
Ven, tócame, acaricia mi piel, aprieta con tus brazos mi cuerpo contra el tuyo, siente mi lengua en tus labios, siente cómo entra a tu boca, disfruta de las sensaciones que te brindan mis manos, de los placeres que te ofrezco. Hazme sentir que la sangre aún corre por mis venas, hazme sudar por cada poro de mi piel, hazme sentir tu cuerpo cálido rodeándome. Entra en mí y ya dentro mío hazme entender que no existe el destino ni el azar.
Tira las máscaras, no pienses en tus errores, olvídate de mentir; eso no te sirve aquí. Vamos a embriagarnos del veneno que da vida.
Y ahora que nos encontramos libres de todas nuestras cadenas, nos encontramos perdidos, tan perdidos ¡Pero es tan difícil cambiar!, y juntos somos un ser completo. Lo mejor será descansar. Cerremos nuestros ojos, por unos instantes viajemos a otro mundo. Ha llegado el tiempo de dormir.
Así, al abrir los ojos sentiremos de nuevo el miedo de morir y pensaremos en lo que hemos dejado. Y todo volverá a ocurrir igual que hoy; nos dejaremos llevar por nuestros deseos de ser libres y caeremos en el juego de nuestros cuerpos en el que nuestras almas y nuestros fluidos se confunden, perderemos la razón de nuestra búsqueda y volveremos a nuestro mistral de pasión que, aunque placenteramente monótono, no puede ser de otra manera; por que estamos condenados a estar atrapados aquí para siempre, bajo la mirada de Proserpina y el Cancerbero.

1 comentario:

. a d r i a n a . dijo...

Te leo.

Saludos camarada.